Como alguno sabrá, pasé el último puente en Gasteiz, ciudad dotada a partes iguales de encanto y de obras (para que os hagáis una idea, toda la ciudad, y digo TODA está de obras, eso sí, también TODA la ciudad está llena de encanto), en fin, cosas que no hay que hacer
- No hacer: según llegas a Gasteiz, al aparcar el coche, tener esta conversación en voz medianamente alta:
- ¿Nos acordaremos de donde hemos dejado el coche?
- Claro, está cerca, de todas maneras, tu eres la de los planos, que para eso estás con la cartografía y yo hago las bombas incendiarias, que para eso soy el químico.
Y al levantar la cabeza vi como pasaba por delante de nosotros una moto de la Policía Nacional (ese gran cuerpo), a 2 por hora, y el tío con la visera del casco levantada y mirándonos...
Total, menos mal que no sé euskera, que si no ya dormimos calientes la primera noche...
- No hacer: Hacer caso a las señales de indicación, ¡ojo!, ¡¡aunque estén en castellano!!, es mucho mejor ir a la aventura, de repente vas por la autopista, te cambian las señales de carril, para luego devolverte al mismo en el que estabas tan feliz, Gasteiz desaparece literalmente de las indicaciones, me explico, tu vas por la carretera, y te pone: Vitoria (sur) en el carril derecho, y Vitoria, en el central, a su vez en el izquierdo, pone Bilbao, Logroño.
Pues bien, pasados 500 metros, se convierte en una bifurcación en la que el carril derecho va a Vitoria y los otros dos siguen a Bilbao (debe ser que Vitoria nada más tiene sur, ¡no tiene norte ni este ni oeste ni nada!)
Además, otra cosa de las buenas, buenas, que tienen los vascos es la siguiente: los carriles de aceleración y deceleración no existen, y cuando digo no existen no es que te den 100 metritos para ir tirando, digo no existen, es decir, sales de la autopista a 120, y en una curva abierta a modo de incorporación a la vía que va ya hacia Gasteiz, de repente, justo después de un cambio de rasante pone pintado un ceda el paso que ves con 5 metros de antelación, sin señal vial, y, justo ahí, está la carretera que te lleva directito a Gasteiz (menos mal que no venía nadie, si no nos vamos los dos pegados).
- No hacer: meterte en una Herriko taberna así a las bravas, aunque sea a una hora prudencial, después de cenar...
En fin, ya cuento la historia, nos metimos en el típico bar normal, mundialmente conocido como bar de viejos, muy normalito, hasta que cuando vamos a pedir vemos que eso tenía pegatinas con el mapa de Euskadi y las flechitas ese del presoak no se qué, tenía su hucha y todo para colaborar, empezó a entrar gente la cual, cada persona, llevaba un emblema de euskadi, o una bandera, o una camiseta, o la camiseta del Eibar y demás.
La música que sonaba al principio era el típico rock euskera en plan Piperrak que suelen poner por allí, a mi ya me empezó a mosquear un poco cuando cambiaron al rollo de los cantautores vascos, visto el ambiente que se respiraba, pero al rato, aquí el punto álgido, entraron 4 skinetos rapaos, con su sudadera que ponía claramente con letras grandes "skinhead", sus gorritas y sus pendientes y colgajos, a ver el partido de fútbol, vaya tela, menos mal que nos camuflamos (de algo me tenía que servir la melena...) hasta que llegaron los guías...
En fin, mi primera Herriko taberna, de Fisher Price
Eso sí, aunque no sepan de señales no veas lo que saben de comida los euskaldunos... vaya bollos hacen, para tener una hemorragia de placer... además suena rock o metal en su defecto en casi todos los bares; total, ¿qué más se puede pedir?, chocolate y poder de la espada, ¡la combinación perfecta!
Total, conclusión: los vascos saben de señales exactamente el doble de nada, es decir, nada de nada, pero sin embargo eso lo suplen con un talento para la gastronomía que lo flipas, total, ¡qué hay que ir más para el norte!, además no te puedes aburrir con tantas cosas por hacer, y por pasar...
- No hacer: según llegas a Gasteiz, al aparcar el coche, tener esta conversación en voz medianamente alta:
- ¿Nos acordaremos de donde hemos dejado el coche?
- Claro, está cerca, de todas maneras, tu eres la de los planos, que para eso estás con la cartografía y yo hago las bombas incendiarias, que para eso soy el químico.
Y al levantar la cabeza vi como pasaba por delante de nosotros una moto de la Policía Nacional (ese gran cuerpo), a 2 por hora, y el tío con la visera del casco levantada y mirándonos...
Total, menos mal que no sé euskera, que si no ya dormimos calientes la primera noche...
- No hacer: Hacer caso a las señales de indicación, ¡ojo!, ¡¡aunque estén en castellano!!, es mucho mejor ir a la aventura, de repente vas por la autopista, te cambian las señales de carril, para luego devolverte al mismo en el que estabas tan feliz, Gasteiz desaparece literalmente de las indicaciones, me explico, tu vas por la carretera, y te pone: Vitoria (sur) en el carril derecho, y Vitoria, en el central, a su vez en el izquierdo, pone Bilbao, Logroño.
Pues bien, pasados 500 metros, se convierte en una bifurcación en la que el carril derecho va a Vitoria y los otros dos siguen a Bilbao (debe ser que Vitoria nada más tiene sur, ¡no tiene norte ni este ni oeste ni nada!)
Además, otra cosa de las buenas, buenas, que tienen los vascos es la siguiente: los carriles de aceleración y deceleración no existen, y cuando digo no existen no es que te den 100 metritos para ir tirando, digo no existen, es decir, sales de la autopista a 120, y en una curva abierta a modo de incorporación a la vía que va ya hacia Gasteiz, de repente, justo después de un cambio de rasante pone pintado un ceda el paso que ves con 5 metros de antelación, sin señal vial, y, justo ahí, está la carretera que te lleva directito a Gasteiz (menos mal que no venía nadie, si no nos vamos los dos pegados).
- No hacer: meterte en una Herriko taberna así a las bravas, aunque sea a una hora prudencial, después de cenar...
En fin, ya cuento la historia, nos metimos en el típico bar normal, mundialmente conocido como bar de viejos, muy normalito, hasta que cuando vamos a pedir vemos que eso tenía pegatinas con el mapa de Euskadi y las flechitas ese del presoak no se qué, tenía su hucha y todo para colaborar, empezó a entrar gente la cual, cada persona, llevaba un emblema de euskadi, o una bandera, o una camiseta, o la camiseta del Eibar y demás.
La música que sonaba al principio era el típico rock euskera en plan Piperrak que suelen poner por allí, a mi ya me empezó a mosquear un poco cuando cambiaron al rollo de los cantautores vascos, visto el ambiente que se respiraba, pero al rato, aquí el punto álgido, entraron 4 skinetos rapaos, con su sudadera que ponía claramente con letras grandes "skinhead", sus gorritas y sus pendientes y colgajos, a ver el partido de fútbol, vaya tela, menos mal que nos camuflamos (de algo me tenía que servir la melena...) hasta que llegaron los guías...
En fin, mi primera Herriko taberna, de Fisher Price
Eso sí, aunque no sepan de señales no veas lo que saben de comida los euskaldunos... vaya bollos hacen, para tener una hemorragia de placer... además suena rock o metal en su defecto en casi todos los bares; total, ¿qué más se puede pedir?, chocolate y poder de la espada, ¡la combinación perfecta!
Total, conclusión: los vascos saben de señales exactamente el doble de nada, es decir, nada de nada, pero sin embargo eso lo suplen con un talento para la gastronomía que lo flipas, total, ¡qué hay que ir más para el norte!, además no te puedes aburrir con tantas cosas por hacer, y por pasar...
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