¡Ay!, aquí estamos, metidos de lleno en el siglo XXI con una (aún más) clara desnaturalización del hombre progresiva, a velocidad constante, tampoco con mucha prisa, pues hasta para eso somos perezosos, hasta para hacernos mal a nosotros mismos, pero aún así, hasta yo miro a las "nuevas ganeraciones" y me asombro, casi me paralizo, al ver los nuevos valores, los nuevos ideales, creo que cada vez más, las "nuevas generaciones" pueden ser las "últimas generaciones", y no me refiero, ni mucho menos, al cambio climático...
Y es que es claro que desde hace mucho, mucho tiempo, el hombre se ha ido desnaturalizando cuando cadena proteica sometida al calor húmedo, de repente, hemos dado la vuelta a todas los actos y pensamiento animal sin pensar en las consecuencias, hasta llegar al punto de que comemos sin tener hambre, dormimos sin tener sueño, follamos sin tener ganas, hacemos las cosas por simple rutina sin pensar y sin querer pensar, nos movemos por dictámenes que nos dictan otras gentes a las que ni siquiera conocemos, y hacemos las mayoría de las cosas, simplemente, porque hay que hacerlas, no porque nos reporten ningún beneficio, aguantamos insolencias y gilipolleces simplemente por quedar bien ante la galería, mientras en esa galería la gente está mirando otros cuadros y ni se percata de nuestra lucha titánica contra la ira acumulada, que no podemos soltar, vaya a ser que alguien se asuste de nosotros...
Miramos a los ojos, es más, exigimos que se nos mire a los ojos, cosa que a cualquier animal le resulta demasiado agresivo, nos dejamos pisar sistemáticamente, sin mostrar más que resentimiento, guardamos dentro todo lo malo para arrojarlo contra quien ni siquiera estaba en ese momento y en ese lugar presente, y; sobre todo, y mucho más grave: dejamos que otros decidan cual es nuestro destino, dejamos que otras personas nos digan dónde ir, qué hacer, y cómo ir, no somos más que marionetas al servicio de otras marionetas, por eso nadie es imprescindible, no somos más que borregos detrás del gran pastor...
Pero encima, ahora, están proliferando los conocidos como "los más feos de todos los hombres", gentes, que no tienen ambición alguna, que se mueven hacia donde gira el viento, que lo tiene todo y está deprimido porque creen que no tiene nada, que su máxima aspiración es llegar antes que nadie a las oportunidades de El Corte Inglés o de cualquier Zara; gentes que, aún estando en lo que mi madre llama la flor de la vida (ya sabéis, los 20 tantos), han aprendido a ser viejos antes de convertirse en adultos, y; lo peor no es esto, lo peor es que, de aquí a unos años, esta generación (la mía), tomaremos las riendas del mundo, menos mal que aún quedan un par de décadas o así, si no, el fin estaría muy, muy próximo, pero tranquilos, si no acabamos nosotros, los de atrás, vienen empujando muy, muy fuerte, ya nos ganan en tonterías... teniendo 10 años menos que nosotros.
Y es que es claro que desde hace mucho, mucho tiempo, el hombre se ha ido desnaturalizando cuando cadena proteica sometida al calor húmedo, de repente, hemos dado la vuelta a todas los actos y pensamiento animal sin pensar en las consecuencias, hasta llegar al punto de que comemos sin tener hambre, dormimos sin tener sueño, follamos sin tener ganas, hacemos las cosas por simple rutina sin pensar y sin querer pensar, nos movemos por dictámenes que nos dictan otras gentes a las que ni siquiera conocemos, y hacemos las mayoría de las cosas, simplemente, porque hay que hacerlas, no porque nos reporten ningún beneficio, aguantamos insolencias y gilipolleces simplemente por quedar bien ante la galería, mientras en esa galería la gente está mirando otros cuadros y ni se percata de nuestra lucha titánica contra la ira acumulada, que no podemos soltar, vaya a ser que alguien se asuste de nosotros...
Miramos a los ojos, es más, exigimos que se nos mire a los ojos, cosa que a cualquier animal le resulta demasiado agresivo, nos dejamos pisar sistemáticamente, sin mostrar más que resentimiento, guardamos dentro todo lo malo para arrojarlo contra quien ni siquiera estaba en ese momento y en ese lugar presente, y; sobre todo, y mucho más grave: dejamos que otros decidan cual es nuestro destino, dejamos que otras personas nos digan dónde ir, qué hacer, y cómo ir, no somos más que marionetas al servicio de otras marionetas, por eso nadie es imprescindible, no somos más que borregos detrás del gran pastor...
Pero encima, ahora, están proliferando los conocidos como "los más feos de todos los hombres", gentes, que no tienen ambición alguna, que se mueven hacia donde gira el viento, que lo tiene todo y está deprimido porque creen que no tiene nada, que su máxima aspiración es llegar antes que nadie a las oportunidades de El Corte Inglés o de cualquier Zara; gentes que, aún estando en lo que mi madre llama la flor de la vida (ya sabéis, los 20 tantos), han aprendido a ser viejos antes de convertirse en adultos, y; lo peor no es esto, lo peor es que, de aquí a unos años, esta generación (la mía), tomaremos las riendas del mundo, menos mal que aún quedan un par de décadas o así, si no, el fin estaría muy, muy próximo, pero tranquilos, si no acabamos nosotros, los de atrás, vienen empujando muy, muy fuerte, ya nos ganan en tonterías... teniendo 10 años menos que nosotros.
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Me ha encantado todo enterito, y no sólo por lo que dices, sino por cómo. Me has devuelto por un ratito al infierno y me hacía buena falta.
gracias
besos enormes
Si es que así da gusto escribir, muchas gracias xiquilla ;)
Besos.
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