Me quiero perder hoy en un bosque hasta arriba de niebla, que no deje ver nada a más de un metro de distancia y que no deje pasar ni un rayo de sol, quiero que una negra niebla me abrace sin pedir nada a cambio, y sin darme nada, simplemente, que me abrace y nada más. Quiero no ver los árboles y los arbustos que tengo justo delante de mi, y que ellos no me vean a mi, y es que hoy quiero perderme todo lo bello y todo lo feo que me rodea, ya que no hay mayor generador de fealdad que la belleza sostenida y andante, con paso tranquilo y sereno, ya que todo lo que pasa por su lado automáticamente se pone la etiqueta de feo.
Hoy quiero retirarme sin más, al abrazo de una espesa niebla que me oculte y me proteja por completo de todos los Soles y todas las Lunas que quieren reflejar en mis sus rayos y calentar mi piel y mi cabeza, y es que hasta en Enero el calor puede ser asfixiante... Quiero notar el frío en mis huesos y en mi espíritu, quiero ver si resbalan y se entumecen mis ideas cuando son sometidas al hielo y al frío intenso, quiero mirar y no ver más que un reflejo blanco un poco oscuro delante de mi, quiero no estar para nadie, aunque me busque; quiero no ver, no hablar y no escuchar, quiero perderme silenciosamente entre la maleza... y, ¡ya volveré más salvaje!; más integrado y con la cara tintada de verde y arañada por las espinas que me encuentre por el camino. Quiero exponerme a lo desconocido sin saber siquiera que lo estoy haciendo, quiero dar un paso y no notar el suelo bajo mis pies, ni el aire sobre mi; quiero no ver el abismo más que desde el fondo en toda su magnificencia; quiero ver las paredes y los muros una vez haya chocado con ellas, quiero caminar sin frenos y cuesta abajo, y, ¿por qué no?, con los ojos vendados...
Hoy quiero meterme de lleno en el fondo de las situaciones, de las acciones, de los sentimientos y desde allí buscar como salir, para luego, alejarme tan sólo un metro y que la niebla espesa me abrace de nuevo y deje que sude hasta recuperar mis pulsaciones normales, sin hacer absolutamente nada más que darme cobijo en su presencia.
Hoy quiero retirarme sin más, al abrazo de una espesa niebla que me oculte y me proteja por completo de todos los Soles y todas las Lunas que quieren reflejar en mis sus rayos y calentar mi piel y mi cabeza, y es que hasta en Enero el calor puede ser asfixiante... Quiero notar el frío en mis huesos y en mi espíritu, quiero ver si resbalan y se entumecen mis ideas cuando son sometidas al hielo y al frío intenso, quiero mirar y no ver más que un reflejo blanco un poco oscuro delante de mi, quiero no estar para nadie, aunque me busque; quiero no ver, no hablar y no escuchar, quiero perderme silenciosamente entre la maleza... y, ¡ya volveré más salvaje!; más integrado y con la cara tintada de verde y arañada por las espinas que me encuentre por el camino. Quiero exponerme a lo desconocido sin saber siquiera que lo estoy haciendo, quiero dar un paso y no notar el suelo bajo mis pies, ni el aire sobre mi; quiero no ver el abismo más que desde el fondo en toda su magnificencia; quiero ver las paredes y los muros una vez haya chocado con ellas, quiero caminar sin frenos y cuesta abajo, y, ¿por qué no?, con los ojos vendados...
Hoy quiero meterme de lleno en el fondo de las situaciones, de las acciones, de los sentimientos y desde allí buscar como salir, para luego, alejarme tan sólo un metro y que la niebla espesa me abrace de nuevo y deje que sude hasta recuperar mis pulsaciones normales, sin hacer absolutamente nada más que darme cobijo en su presencia.
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