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lunes, 5 de noviembre de 2007

Piedrecita

Aquí estoy, de vuelta, vuelvo del paraíso donde los días son nublados por fuera, pero soleados y abrasadores por dentro, como los kinder sorpresa, pero sin muñequito desmontable, tan sólo una única y maciza piedrecita plateada. Esta piedrecita encierra algo de mágico, la han roto mil veces, y se ha recompuesto ella sola mil y una veces; eso sí, nunca quedando igual que la vez anterior. Esta pequeña piedrecita se mueve, se agita, evoluciona y cambia a su antojo, guarda mucha vida en su interior, normalmente se encuentra en un sitio protegido, suele ser dentro de las costillas, pero hay veces que lucha por salir, golpeándolas; otras veces sube hasta el cerebro y trata de imponer su ley, puede ir recorriendo cada trozo del cuerpo e ir provocando la revolución adonde quiera que va.

Aún siendo aparentemente el motor que hace que el cuerpo se mueva, armoniosa o caóticamente, muchas veces echamos en falta un rato de calma, un remanso de paz que hasta nos hace olvidar que la piedrecita está ahí metida, dando vueltas, como centrifuga una lavadora; otras veces dejamos de notarla cuando más se está moviendo, pues entramos en tal éxtasis (no confundir con las pastillas multicolores, nuevas generaciones) que hace que nos olvidemos hasta del suelo que pisamos, y del cielo que anhelamos, todo desaparece menos una única cosa, que refulge con una luz tan nítida que hace que tus pupilas se encojan hasta hacerlas desaparecer momentáneamente.

No sé que tendrá esta piedrecita, que parece pertenecer al reino de lo inanimado, y resulta irradiar vida, cambio, tempestades, calma y lozana paz, tan pronto una cosa como la otra; y lo peor no es eso, lo peor es que, al no ser parte de nuestra masa carbonada, no podemos controlarlo, tiene voluntad y vida propia, porque sí, para esta piedrecita no existe la envida, tan sólo la fuerza de voluntad mayor o menor, así que lo mejor es simplemente dejarse llevar, dejar que tome el control y que nos guíe en esta senda de sombra, con su faro sereno y su recia decisión, aún a cuenta de que podemos despeñarnos en cualquier momento.

Pero no todo iban a ser pros, también, como todo, tiene una contrapartida, y, teniendo tantas cosas buenas, lo normal sería que tuviera del mismo modo una contrapartida enorme, y; la verdad es que lo tiene, incluso más de lo que podamos imaginar, ya que, a menudo, tenemos por costumbre dar esta piedrecita que se aloja dentro de nosotros a modo de regalo a quien más queremos, craso error, por partida doble, veáse:

- Primero, y fundamental, hay que ser pudoroso al regalar, mucho más que al recibir regalos, ¿cómo se nos ocurre regalar lo más complicado a otra persona y tener alguna esperanza en que esa persona entienda lo que ni nosotros mismos entendemos?.

- Y segundo: sacar algo de nuestro propio cuerpo, nuestro motor de vida, y ponerlo en una cajita aterciopelada para que otro cuide de él, no sé a vosotros, pero a mi me vienen a la cabeza dos ideas, una es la de un entierro, y otra la de una extirpación, y, ¡qué queréis que os diga!, no me parece que un entierro o una extirpación de nosotros mismos sea un regalo de buen gusto.

Así pues cuidad vuestra piedrecita vosotros mismos, que, aunque la entendáis poco, sois los que más contacto tenéis con ella, y si no, dejaos llevar, pero tened en cuenta que es vuestra y sólo vuestra, y vuestro es el poder para hacerlo añicos, o para hacerlo tenaz como el acero, en definitiva, es algo tuyo, y sólo tuyo, y no debe ser absolutamente de nadie, nadie más.

4 Deja tu comentario, no cobro ;):

Sarilla Malibú dijo...

¿no crees que cuando escribes estás mostrando un poco esa piedrecita?
No obstante, estoy de acuerdo, yo tampoco regalo mi piedrecita. No sé porqué, algunas personas tienden a echar en cara al que no la muestra abiertamente. Parece como si estuviera de moda el exhibicionismo... no sé.

Sr.DelGaS dijo...

Si claro, mostrar se muestra, pero una cosa enseñarla un poco y otra regalarla.

No es que esté de moda el exhicionismo, es que si lo ves así de primeras es mucho más fácil ;)

Sarilla Malibú dijo...

¿no te han dicho que lo fácil es kaka?

Simplificar es reducir la realidad a la nada.

Sr.DelGaS dijo...

Ya bueno, pero tampoco hay que complicarse en exceso :P