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lunes, 17 de marzo de 2008

Silencio

¡Ay!, que gusto da el silencio bien entendido, en estos tiempos frenéticos en los que todos se afanan por hablar sobre cualquier cosa, y mucho mejor si es de algo que no entienden, que no comprenden, e intentan imponer su opinión sobre otras, porque ya lo dijo alguien muy sabio "las opiniones son como los anos, cada uno tiene el suyo y piensa que el del resto apesta".

Y como necesito en el día de hoy la calma, el sentarme a escuchar y no oir nada, al menos nada humano, pues del sonido del viento y del cantar de los pájaros no me aburro, pero, ¡Ay del habla humana!, y es que, todos hablamos demasiado, no callamos (especialmente yo) ni aunque se nos pague, y ¡cómo necesito un rato de silencio!...

O, en su defecto, necesito música, palabras a las que no tenga que contestar más que con la mirada y que mi mirada se pierda en el infinito, sin ningún receptor que la aprisione, que salga y vuele libre hacia donde ella quiera, sin caer en ningún ojo, ni propio, ni ajeno.

Y es que hay días que parece que todos los que te rodean se han levantado para quebrar tu armonía con la nada, y hay días que te da por no querer escuchar más que respiraciones, y en estos días, más que nunca, se reafirma que por donde menos se habla es por la boca, que se habla con el cuerpo y con la mirada, y que se escucha con las manos y con los ojos, y que lo único que querría escuchar está lejos, al menos físicamente, de mí, y no puedo hacer mucho para salvar la distancia.

Hay días que la nada es lo que más te apetece, librarte de este mundo lleno de vacío, e ir a parar a otro lleno de nada, en el que las vanalidades cobren su importancia natural y las nimiedades de verdad cambien el rumbo de un día, por más que ahora nos resistamos a que eso sea así, y así nos pasa, que nos ganan la batalla siempre...

En días como hoy es en los que me acuerdo del famoso "Método Silencio", que hoy, por supuesto, ha perdido todo el sentido, incluso en conventos con el voto de silencio, que se basa en como experimentaban especies sin la capacidad de emitir ningún sonido, en fin, en días de hoy, que decapitaría por un segundo de silencio, por convertir en toda la humanidad en girafas, para que, por lo menos, no se quejaran emitiendo gritos y alaridos, es, por supuesto, cuando más se empeña la gente en hablar, y, lo que es más grave, ¡en que les contestes!.

2 Deja tu comentario, no cobro ;):

Helter dijo...

¡Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Anónimo dijo...

El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos..
(Miles Davis)

Hagamos ruido tu y yo!!
(Muchachito Bombo Infierno)

;)