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miércoles, 9 de julio de 2008

La misma historia del verano

Parece ser que el ser humano tiene la obligación cósmica de tener algún que otro bucle a lo largo del año, en mi casa, en esta estación estival hay dos, uno es el cabreo de mi madre 15 días antes de que mis progenitores se vayan de vacaciones, amenazando con no ir, no sé con que intención además de tocar la moral, y, el otro, es arreglar el jardín de casa (es lo malo que tiene vivir en un chalet con parcelita...), y, como no podía ser de otra manera, ya que estamos en verano, pues ese momento de bucle ya llegó, precisamente ayer.

Os pongo en situación; el que suscribe, recién llegado de Almería, con la piel del cuello y la pechera como si fuera cartón, sentado tranquilamente haciendo más bien poco, cuando, de repente, a eso de las cinco y media de la tarde; sí, como todo el mundo sabe, la hora más fresquita del día, comienza el éxodo, rumbo a aniquilar malas hierbas y alguna que otra de las buenas, en eso que los expertos califican daños colaterales, y, la misma historia que se repite desde que tenía unos 10 ó 12 años: mi madre de directora, haciendo y deshaciendo como un capataz de obra, mi hermano pequeño quejándose por todo y sin hacer absolutamente nada, y el mediano, azada en ristre, cavando un patatal, por supuesto, todos a pleno sol. Yo prefiero alejarme de la marabunta, ya que, puestos a hacer el capullo, por lo menos, que sea a la sombra, por supuesto, con las visitas de cuando en cuando de la capataz para ver los adelantos en tan magnífica como complicada obra como es quitar hierbas feas...

Pero claro, faltaba la pieza fundamental para que todo bucle fuera completo, por supuesto, la aparición de mi padre en escena, que llega de currar, y, como todos los años, según entra por la puerta ve a mi hermano mediano que en vez de quitar hierbas parece que está haciendo las obras del metro, y el mismo monólogo de todos los años: ¡¡Pero que haces!!, ¡¡qué me estás haciendo un patatal ahí!!, que esto se llama rozar la azada por algo, si no se llamaría cavar, ¡joder, que no es tan difícil!, ni que hubiera que estudiar un curso de esos del CCC... y sigue su camino a casa. Bueno, al menos el bucle está completo.

Esto se dilató hasta eso de las ocho de la tarde, por supuesto, con más quejas, más gritos, incluído un golpe tan sólo digno del Capitán Trueno, protagonizado, como no podía ser de otra manera, por mi hermanito mediano, que tuvo la genial y idea de no ver por donde iba y pisar un rastrillo, haciendo la típica escena cómica de los dibujos animados, dándose con el palo del rastrillo en la cara (sí, yo también creía que esa escena era un mito, pero visto lo visto, se puede hacer muy real), y, según se acercaba la hora del fin, las consabidas 20.00 horas, la capataz, como buen capataz, quería apurar al máximo el tiempo, y seguía cortando ramitas sin cesar mientras los peones recogíamos lo arrancado, hasta que al final al grito de: ¡qué alguien le quite las tijeras! todo acabó en motín...

Resultado: la zona del contenedor llena, más bien, repleta, de bolsas de basura gigantes de esas que se usan para el jardín, yo conté entre 6 y 8, lo que viene siendo un área comparable con la Comunidad de La Rioja, y mañana a seguir, menos mal que esto al fin y al cabo en 10 días o 15 está terminado, que si no...

PD: Y ahora pensando, yo no sé como les da a la gente del Amazonas y demás por deforestar, con lo cansado y estresante que es, y, con lo bien que está dejar crecer malas hierbas por ahí sin cesar...

2 Deja tu comentario, no cobro ;):

THE SR dijo...

Como diria nuestro heroe digital favorito (calico) ," pero que bonito" , vivan los planes familiares.......

Sr.DelGaS dijo...

Y cuando los planes familiares son sin consentimiento son aún mejores... :P