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sábado, 28 de julio de 2007

Caminando

Caminando por un verde bosque la fortuna me fue a cruzar con una señorita, la pregunté su nombre, azar me dijo que se llamaba, ella me preguntó si quería algo especial, me dijo que era un espíritu del bosque, y que ya que había tenido la fortuna de cruzarme con ella, me concedería lo que más deseara, a lo que yo la respondí que lo que más deseaba era la soledad. Sin dejarme acabar, desapareció de mi vista.

Seguí caminando todo el día, hasta que llegó la tarde, intentando encontrar la soledad, más no di con ella, pensé que todo había sido una farsa; una vez la tarde hubo avanzado, comencé a sentir frío, un frío tal que me helaba por dentro, así que me acurruqué debajo de un árbol, intentando mantener el calor, y seguía pensando, ¿dónde estará la maldita soledad?, y, ¿qué hace el bosque tan silencioso que no se oye ni el aullar de los lobos?, ¿es que ni ellos van a venir a verme?

Largo y tendido pensé, cada vez con más frío, hasta que de pronto comprendí, mientras yo le había pedido a la señorita azar la mayo de las dichas, la soledad de dos, una noche fresca y luminosa, en un claro del bosque, sintiendo toda la vida del bosque alrededor nuestra, ella me dio la mayor de las desdichas, la soledad de no estar con quien más quieres, una noche fría y oscura, en la que ni la vida del bosque sale a ver que pasa por los alrededores.

En mi punto máximo de desdicha, apareció la señorita otra vez, se sentó al lado de mi y me dijo. -No te veo bien, y eso que te di lo que más tu querías...
-Eso no es cierto-. Respondí yo. - Yo te pedí la soledad, ¡y tu lo que has hecho es dejarme sólo!.
Ella sonrió con dulzura, metió la mano en la bolsa que llevaba, y me mostró una carta, sin una mueca de dolor ni desprecio dijo. - Lo siento, sacaste una carta muy baja, quizá mañana tengas más suerte.
Y volvió a desaparecer...

Ahí me quedé yo, toda la noche, debajo de un árbol, sintiendo el frío fuera, y sobre todo, dentro de mí, pensando; bueno, en cuanto salga el nuevo día mi suerte cambiará... y después de largo rato luchando contra Morpheo, en el que el mundo onírico y el real se funden, caí en sus garras.

-Vaya, un nuevo y radiante día comienza, tendré que ponerme en marcha rápido.- Dije mirando al Sol, y así continué mi búsqueda...


PD: espero que os haya gustado el enfoque, de todo hay que hablar en este blog ;)

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