Publicidad

sábado, 25 de agosto de 2007

Conversaciones en las alturas

El otro día volví a elevarme a una altura considerable, poco a poco mis pulmones se van acostumbrando al aire frío, y mis ojos al vértigo de las alturas, por un rato dejé a mis fantasmas con la incertidumbre de estar a la espera, y allí, en el aire, me encontré con mi águila, mi fuerza de voluntad, estuve charlando un rato con ella, si bien siempre se situaba por encima de mí, no la culpo, tiene la costumbre de ver las cosas desde arriba, con cierta o mucha distancia, donde los errores se difuminan y donde todos los obstáculos parecen pequeños, ¡y es que mi águila si que tiene los pulmones acostumbrados al aire gélido de esas alturas!; hablé con ella de muchas cosas, si bien hubo una que me llamó más la atención, me dijo, si alguna vez notas que desaparezco a una altura demasiado alta para que me sigas, la mejor forma para superarte y llegar a verme de nuevo, tan alto como siempre, es buscarte enemigos, eso sí, busca bien, que estén a tu altura, no merece la pena mancharte de barro con alguien que esté por debajo de ti, y por esto tampoco te resultará útil hacer acopio de enemigos que estén por encima de ti, y es que, un enemigo es muy beneficioso, hace que saques lo mejor de ti mismo, para superarte, y poder estar un poco por encima, pero a su vez, él, si es un buen enemigo hará lo mismo, y ambos ascenderéis a cotas que nunca antes imaginaste, y, si tienes suerte, puede que me veas arriba, con mirada severa, pero templada, estaré esperando tu escalada; además, me dio otro consejo, se ve que estaba generosa, muchas veces -me dijo -; no hay mejor enemigo que uno mismo, pero para eso se necesita tener una fuerza de voluntad ya muy elevada, ya que muy pocos se atreven a luchar contra lo que realmente saben; es el también el enemigo más peligroso, puedes agotarte tanto que caerás al piso desde el punto más alto de tu elevación, y no creo que pudieras levantarte de esa caída...
- ¡Me marcho!. - exclamó - se te ve cansado, y además hay otros que te esperan, vuelve al risco antes de que tengas demasiado frío, allí te darán calor.

Las palabras retumbaron en mi cabeza durante un tiempo, me constó digerirlas, fue como una comida copiosa, pero lo que más me extrañó es que; donde hace poco me parecía una yerma planicie, bordeada por acantilados, desnuda, fría e inhóspita, con esos seres custodiándola, fuera ahora una fuente de calor. No lo comprendí hasta que llegué allí... ¡esta vez creo que estoy preparado para pasar una noche en el yermo!...

0 Deja tu comentario, no cobro ;):