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jueves, 6 de septiembre de 2007

Paseando por oscuros recovecos

Mi cabeza está vacía, libre de todo pensamiento, algunos podrían decir que he alcanzado el estado de iluminación, el Nirvana, otros dirán que el estado de iluminación consiste en encender una lámpara halógena, nada más lejos de la realidad, mi cabeza está vacía, no hay ni luz, ni sombras, ni siquiera vacío, no puedo ni decir que los pensamientos se agolpen para intentar salir, ya que no hay nada, eso sí, es un estado de Pax Romana sin igual, echa directamente por la ley del más fuerte, ¡quién iba a pensar que el más fuerte era nada!; otra paradoja de la vida, ahora paso el día sin pensar en nada, y lo peor de todo, soy feliz, como una estatua con su etrusca sonrisa, esa sonrisa que da un halo de superioridad a un trozo de piedra tallada, esa sonrisa que da sin dar, que quita sin tomar, que no tiene nada dentro, pero sin embargo es maciza, ¿cómo se le puede dar ligereza a un bloque de piedra?; ah... ese es el trabajo del escultor, proveer de ligereza y una finura estética sin igual a algo tan duro y burdo, tan vulgar, como un pedazo de piedra, y es que, es en cuestiones graves, donde los seres graves muestran su ligereza, mientras a los seres ligeros les vence el peso y se hunden en la ciénaga.

Y en esa ciénaga estoy, menos mal que mi entrenamiento ha sido exhaustivo, demostrando mi ligereza en los pasos, sin dejar ni rastro, podría decirse que casi levitando por el fango, porque sé que detrás del fango habrá algo mejor que este, me esperan verdes praderas cubiertas de césped y suaves flores, con algún árbol desperdigado, clavado en el paisaje, como una chincheta en un papel, algún sitio donde pueda despojarme del todo de mi máscara, donde pueda sonreír con sinceridad, donde mis ojos y mi boca hablen el mismo idioma, y donde se pueda hablar sin emitir sonido alguno con las cuerdas vocales, sin respirar, tan sólo con un ligero gesto o un cambio en las facciones de la cara, un sitio donde las distancias se acerquen o alejen tanto, a tu gusto, que no sean un impedimento, donde el agua corra clara y fresca, y las nubes oculten caprichosamente al Sol, pero no se atrevan a hacer lo mismo con la Luna, donde por las mañanas baje la niebla, y por las noches se levante la suave brisa, un sitio el cual sea templado como un Octubre, pero tenga el espíritu de Abril, donde no haya subidas ni bajadas bruscas, si no tan sólo un suave zozobrar...

Pero por ahora sigo en la ciénaga, hablando con los sapos y las libélulas, escuchando el susurro de las pocas plantas que se atreven a crecer allí, valientes, sobrias y recias, historia viva del dicho lugar, dejándome acariciar por los juncos y las ramas de los árboles, y explorando, raudamente, los confines de la misma, como la estatua contempla la puerta de su templo, y a sus visitantes, con una cálida hospitalidad, y un profundo respeto, sabiendo que es algo importante que le toca vivir, y que su momento ya vendrá, y, sabiendo que, probablemente, todos esos visitantes no verán el momento en el que ella, la gran estatua, se despoje de su máscara, y dejé su piel echos sarmientos en la puerta de su casa, y entre para tomar su posesión, con la pasión del que ha esperado algo mucho tiempo, y con la emoción de ser la primera vez, y que, con tan sólo ese gesto, su vida se ve realizada, sintiendo que ha merecido la pena la espera y que todo es aún más maravilloso de lo que ella habría pensado y soñado jamás, sintiendo tanto calor entre 4 frías paredes, tanta pasión, que probablemente al principio queme un poco, pero no hay quemadura más agradable que esa...

Sigo caminando por la ciénaga con paso tranquilo, no hay ninguna prisa como para no parar a descansar y contemplar el paisaje; las prisas son para otros.

2 Deja tu comentario, no cobro ;):

Mae dijo...

Oyeeeee Srehk (o como leche se escriba) era muy feliz en su ciénaga... todo es acostumbrarse.
Respecto a los de las prisas... mi madre siempre me ha dicho que las prisas no son buenas y yo siempre digo que depende!!!
Hay que vivir sin prisas, pero sin pausa, porque la vida es bella, pero breve. Besos.

Sr.DelGaS dijo...

Exacto, yo procuro fijarme en el entorno, si te fijas una meta, no miras a los lados, hay determinadas cosas que hay que hacerlas con rapidez, pero la gran mayoría no, para cada cosa hay un momento; lo único que hay que hacer es disfrutarlo, y sacar las cosas buenas en cada situación, para seguir adelante