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miércoles, 24 de octubre de 2007

Fuego

No puedo evitarlo, es superior a mi, es ver un combustible, y un comburente, y no puedo hacer otra cosa que poner la chispa... No creáis que es fácil, es una gran responsabilidad ser el brazo ejecutor, quedarte ahí, sentado, observando como va a saltar todo por los aires y saber que vas a ser tu el que lo haga, para luego quedarte observando como todo vuela, a tu alrededor, destrozado, desbastado y astillado, como sube la temperatura hasta llegar a abrasarte la piel, notar como el sudor recorre tu frente e impregna tus ojos en tan sólo unos segundos, y quedarte contemplando las tonalidades de los rojos bailando en una danza ritual mientras los rayos ultravioleta te abofetean sin parar, algo parecido deben sentir las polillas cuando tienen delante una lámpara halógena.

En esos momentos notas cual es la función de las costillas, que el corazón y los pulmones son salgan de ahí, los notas como se aprietan contra esos barrotes e intentan forzarlos por todas partes, pero estos aguantan como el mejor de los aceros, menos mal que los órganos internos son cuerpos blanditos, si no, saldrían chispas en más de una ocasión.

Ahí me quedo, petrificado, admirando el espectáculo de luz, de color, de sensaciones, que van recorriendo todos mis sentidos sin dejarme ni siquiera entonar un mísero pensamiento mundano, ni siquiera puedo articular con ninguna parte de mi cuerpo la idea del miedo, tan sólo me relajo y disfruto del espectáculo.

¿Qué tendrá el fuego, la destrucción de viejos valores que se alzaban tan alto y tan sólidos que nos hipnotiza tanto?, para mi sin duda es la reconstrucción de los mismos, en el mismo lugar, de algo totalmente distinto, o por lo menos, contrapuesto, diferente, resurgir de las cenizas, pero supongo que cada uno tendrá un motivo distinto. O al menos, eso espero, mientras tanto aquí sigo, hipnotizado, con las pupilas dilatadas y el corazón encogido, recopilando tal cantidad de información que mi cerebro sólo es capaz de procesar pasadas unas cuantas horas, y es que, mucho puedes sacar de la forma de quemarse un valor para saber de verdad como era, no hay nada como el fuego para poner a prueba la piedra, o, lo que se pensaba que era pierda y resultó ser cartón, los valores de oro, resultaron ser de chocolate, y todo ardió y se fundió, y corrió como un torrente tibio que ni quema, ni enfría, cuesta abajo hasta encontrar un mar en el que diluirse, así voy, quemando, autentificando en cierta medida, y volviendo a construir con más rigidez y con materiales más sólidos capaces de aguantar cualquier inclemencia, y todo vuelve a empezar una vez que has construido de nuevo todo, y debes hacer la Gran Prueba...

2 Deja tu comentario, no cobro ;):

Mae dijo...

Quizás un poco como el ave fenix, es bueno que nos quememos para resurgir de nustras cenizas...
Por cierto, me encanta el fuego... pero nada de pirómana... Me gusta observarlo, su color, su poder...
Besos.

Sr.DelGaS dijo...

Vamos a tener que formar el club "los amantes de la estufa" :P