Publicidad

sábado, 27 de octubre de 2007

De cerrojos, madera y demás cerramientos

Ayer la noche era tan clara que rivalizada con el día, se veían perfectamente todas las nubes de cielo, las calles no necesitaban alumbrado artificial, era una noche fría y limpia, al igual que el día de hoy, hay que tener un calor interior para hacerlos frente, ya empiezo a notarme como un faro más que como una masa carbonada, ya nos adentramos en los meses de oscuridad externa, y nuestra guía es nuestra propia luz, ya nos han dejado solos en el desierto para que subamos y bajemos dunas, y para que encontremos oasis o mantícoras, o para llegar al mar y decidir si vale la pena tirarse al agua y salir nadando, o si los peces son los suficientemente grandes como para pescarlos.

Y es que en esta vida pseudodemócrata es lo más parecido al "laberinto del chinotauro" del humor amarillo, me explico, lo único que tenemos delante de nosotros son puertas, unas ceden al accionar el picaporte, otras están cerradas con 14 cerrojos, y otras hay que romperlas cargando contra ellas, eso sí, hay algunas de cristal transparente, que se perfectamente lo que hay detrás (aunque de estas hay pocas), lo más corriente es que tenga un recubrimiento traslúcido que deje vislumbrar siluetas, como allá en la historia de los hombres encadenados en una cueva con una hoguera, que tan sólo podían ver sombras de ellos mismos, si bien también hay otras totalmente opacas del más fuerte acero.

Hay además una peculiaridad con las puertas transparentes y, sobre todo, con las traslúcidas, hay veces, que te parece ver algo con total claridad al otro lado, y, una vez has pasado la puerta, te das cuenta de que lo que hay más allá del umbral no tiene nada que ver con lo que mostraba el condenado vidrio... si caes en la cuenta y miras otra vez al cristal, verás una foto pegada, o un póster a lo sumo, y a eso lo llamamos apariencia.

Si bien es cierto, que como en el "laberinto del chinotauro", el echo de abrir unas puertas, cerraba otras, en principio aleatoriamente, la señorita Azar vuelve a estar presente (que nadie le llama Señora, ya que esta no se casa con nadie), además, hay veces que según abres una puerta, al cerrarse, cuan magia siniestra, esta se cierra y aparecen los 14 cerrojos que impiden regresar, algo parecido a los videojuegos antiguos, que no podías volver atrás por mucho que lo propusieras.

Además, por muy bien que te encuentres en una sala, siempre, y digo SIEMPRE te da por abrir otra puerta, a ver que hay detrás, hasta que la cagas inexorablemente, y luego te vas deambulante largo tiempo hasta que vuelves a encontrar algo que te satisfaga como antes, para volverla a cagar igual o más estrepitosamente, y es que el hombre siempre tropieza dos veces con la misma piedra, pero a algunos nos gustan los retos, y podemos tropezar indefinidamente, ya que creemos que lo importante radica en levantar las fauces del suelo.

¡Ay!, el mundo de las puertas y la cerrajería, ¿quien dijo que era aburrido?, pues seguramente alguien a quien el Azar no le haya acompañado en su busca en ni una sola puerta... es una actitud comprensible en ese caso.

¡Ah!, se me olvidaba, no hay salida para este juego de puertas, bueno sí, hay salida, pero tan sólo una y la pintan disfrazada de hellowen siempre, con sus huesitos y su hoz (debe ser que le gusta mucho el campo, el trigo y la cebada), si encontráis otra salida, tan sólo darme un toque al móvil y ya os busco.

4 Deja tu comentario, no cobro ;):

Mae dijo...

Yo me paso la vida abriéndo puertas. Me da igual si ya habían sido abiertas con anterioridad o si me juego la vida en ello. La cosa está en que no me gusta frenarme ni que nada me frene...
Voy hacia delante siempre con paso seguro y procuro que, de todas las puertas que he conseguido abrir, no se me cierre ninguna, al menos, ninguna que yo quiera.
Mágnifico, como siempre.
Besos.

Sr.DelGaS dijo...

Bueno, hay veces que las puertas se cierran según abres la siguiente, es inexorable, pero está bien siempre mirar hacia delante.

Un besazo reina

Sarilla Malibú dijo...

Pozi, y en algunas puertas pone:
La puerta de al lado es la correcta.
Y en la de al lado pone: el cartel de la puerta de al lado es mentira.

Conque así la elección se hace más difícil.

Oye... a ver si hablas también del Chinotauro.
¿quién es ese tipo con la cara negra que persigue a la gente del laberinto?
¿qué narices quiere de nosotr@s?

Sr.DelGaS dijo...

Ah bueno, el de la cara negra y el del pelazo rojo, ese par son los que te van persiguiendo para que avances más rápido hacia el lodazal y te salgas por la única salida posible, podemos decir que son los esbirros de la muerte :P